No hay un tratamiento que cure la enfermedad de Parkinson, pero sí medidas estabilizadoras y de control de los síntomas.
El tratamiento farmacológico para la enfermedad de Parkinson incluye tres categorías: fármacos que funcionan directamente o indirectamente para aumentar el nivel de dopamina en el cerebro (por ejemplo, levodopa); fármacos que actúan sobre otros neurotransmisores para aliviar síntomas como los temblores y la rigidez muscular, y medicamentos que ayudan a controlar los síntomas no motores de la enfermedad, como la depresión y la ansiedad.
En las fases avanzadas de la enfermedad el tratamiento se hace más complejo, y puede ser necesario asociar otras técnicas, entre ellas la cirugía. Los estudios en las últimas décadas han llevado a grandes progresos en las técnicas quirúrgicas.